RESEÑA: Spider-Man: No Way Home (Sin Spoilers)

Amigos, hoy tomé una bonita clase de Economía y Recursos Humanos llamada Spider-Man.

Yo soy el tío Cinexcepción: bienvenidos a mi Ted Talk.

Primero que todo, vamos a intentar hacer esta reseña sin spoilers. Y digo intentar porque las redes están plagadas de ellos. Si Tom Holland se pudo aguantar las ganas de contarlos, tú también.

Dicen por ahí que alguna vez en una peda Albert Einstein dijo que el interés compuesto es la fuerza más poderosa del Universo: aquel que lo entiende, se lo gana. Y el que no, lo paga. Cuando un producto tan valioso como la franquicia del arácnido pasa de mano en mano como moneda en pecera chilanga es entendible que mucho de ese valor corra el riesgo de perderse, sobre todo si no se mantiene vigente en el imaginario colectivo. Sony vio potencial en el empijamado rojiazul y por ello adquirió los derechos cinematográficos a finales de la década de los 90. Y vaya que ha demostrado ser una jugosa inversión, sobre todo de la mano de Marvel.

La franquicia ha tenido 3 reinicios desde entonces. Y en cada uno de ellos, dejó un fuerte bagaje para 3 generaciones distintas al punto de que todos tenemos un actor favorito debajo de esa máscara. Y a pesar de que disfruté mucho de la trilogía de Maguire, me domingueé las de Garfield (el actor, no el gato) y me habían pasado un tanto de noche las de Holland puedo decir sin temor a equivocarme que Spider-Man: No Way Home es la mejor de todas. Ojo: de live action. Si metiéramos a los trancazos Into de Spiderverse creo que tendríamos una batalla de esas que duran días así como las de Dragon Ball Z.

La continuidad, el valor de producción, las actuaciones y sobre todo el valor sentimental jugaron una parte importante para hacer esta joyita de superhéroes. Pero lo más valioso de esta cinta es la perfección con la que alimenta el fan service respetando un legado que va a quedar para la posteridad y que probablemente los chamacos de 15 para abajo no entiendan, pero sí disfruten. Idéntico a lo que pasó con Ghostbusters: Afterlife. Ambas gozan de una receta que deja un gran sabor de boca a chicos y grandes (sin alburear, prros).

Tiene la duración correcta a pesar de varios cortes que se sienten veloces en principio, pero que se sacrifican por el equipo para que tengan más tiempo de desarrollar otras escenas clave y otras que funcionan de postre para tremenda comilona que te estás echando. No hubo un momento en que volteara a ver el reloj o que me sintiera aburrido.

¡Y miren que la trama está bien pendeja! Hasta le podríamos hacer su meme de esos de si el protagonista no hubiera hecho sus tonterías y pasamos directo a los créditos. Un Peter Parker que, tras los hechos ocurridos en Londres con Mysterio ve su identidad expuesta y sufre las consecuencias por ello. Intenta cambiarlo al recurrir a Strange y un hechizo para hacer que todos olviden que Peter Parker es Spider-Man y acaba cagando hasta las paredes como tú después de comer unos tacos de tripa mal lavada.

Esta es la primera cinta en donde siento que Holland hace a Spider-Man suyo. En donde sí se la creo. Zendaya y Jacob Batalon hacen un excelente trabajo y al que no le guste, lo veo afuera del Petco para darle unos perros guamazos.

Y bueno, no me hagan empezar con las MÚLTIPLES sorpresas que, aunque tu compa el que se peleó en la fila de la preventa ya te arruinó, nos traen una película que probablemente será la primera y única en 2021 en rebasar los 1000 millones de dólares en taquilla (a Alejandro Ramírez y sus 6,728 salas en 19 países le MAMA esto).

Esta cinta es sin duda una lección de enorme planeación, cocción a fuego lento y sobre todo de una gran lección de RRHH: no te vayas en malos términos de un trabajo, no sabes cuándo te vayan a volver a llamar 😉.

P.s. Pónganse impermeable porque se viene Dr. Strange y su Multiverso de la Locura igual de potente que el Spidey.

Post post scriptum: Hay mid y after credits.

Post post post scriptum: MULTIVERSO CONFIRMADO.