RESEÑAS
Reseña: Frozen 2
Frozen 2 está muy chida. Mucho mejor que la primera parte porque justamente está hecha para las niñas que ahora son adolescentes y que ya están preparadas para algo menos infantil y más catártico. Por eso aquí van los #CinexcepPuntos de Frozen 2.
Frozen 2 está muy chida. Mucho mejor que la primera parte porque justamente está hecha para las niñas que ahora son adolescentes y que ya están preparadas para algo menos infantil y más catártico. Y para toda la familia, pues. No es de a güevo que seas infanta.
Elsa y Ana siguen siendo las hermanitas que no las separa ni la calentura de Kristoff.
Antes de continuar, quisiera hablar de este tipo antes de que se me olvide: El vato sufre mucho por indeciso y enamorado. Está enamorado de verdad y no sólo quiere remojar el pipi, sino tener algo más serio con Anita. Afortunadamente, mientras por algunas razones lo abraza la soledad, tiene a su reno Sven; y esto no significa que pase algo furro, sino que la amistad entre la bestia y el hombre está especial aquí.
Bueno, perdón. Me desvié. ¡Ah, sí! Elsa y Ana están en su chante bien contentas y pasándola de maravilla; la primera congelando todo a placer como siempre -saca las cheves, qlo- y la segunda sin poderes, pero con con bastante flow. El gran problema es que de repente la gélida empieza a escuchar un canto así como de sirena que la saca de pedo porque es la única que lo oye, y entonces decide adentrarse a la aventura para saber quién le está berreando el único estribillo pegajoso de la música de la película. Es tan pegajoso que está en tercer lugar de gritos de películas de princesas después del de Blanca Nieves de Shrek y el de Rapunzel en Tangled. Pero hasta ahí. Las otras rolas están meh. Sólo me pegó la de Kristoff porque parece video de Michael Bolton.
Prosigo. ¿Quién podrá ser esa voz que llama al cambio? ¿Qué tendrá que hacer Elsa para llegar a descubrir sus orígenes? ¿Es una mutante ahorita que los X-Men ya son de Disney? ¿En lugar de pipí hará frappipí? Y aquí van los #CinexcepPuntos de una vez.
- Realmente no hay algún villano a vencer. Ni siquiera a ella misma; la película es acerca de lo que puedes hacer cuando ya libre eres. Está bueno el ejercicio de saber qué vergas te toca hacer en el mundo.
- La neta me dieron ganas de investigar más sobre mi árbol genealógico. Posiblemente sea descendiente de algún rey de África y pueda reclamar la parte que me corresponde de esa mina de Sierra Leona.
- Olaf, el muñeco que antes me cagaba la madre, ahora es el que se lleva la película. En serio. Es tan imbécil que lo acabas amando. Quiero un muñeco de nieve con ese carisma.
- La animación es BRUTAL, MAJESTUOSA, ¡APOTEÓSICA!*. Casi en todas las películas animadas los caballos corren bien culero; en esta ya se ven naturales. Ese es un punto de referencia para mi.
- Me tocó ver un reportaje de El País donde decían que literalmente Walt Disney Studios se acobardó por no sacarla del clóset. Oigan, ¡No es de a huevo que tenga su tornillo o su tuerca! La neta el mejor mensaje (y el verdadero feminismo) de la película radica en la independencia completa y total de Elsa y no tener que arrastrar verrugas del género que sea. Pinches correctitos, váyanse a la pilinga. Si Elsa es lesbiana o le gusta el birote, es su problema y no tiene por qué sacarlo aquí.
Y ya. Véanla. Está poderosa.
*Apoteósica: La cualidad del momento culminante y triunfal de una cosa; en especial, parte final, brillante y muy impresionante, de un espectáculo u otro acto.