CINE
El Último Duelo de Ridley Scott
«El Último Duelo», la más reciente película del viejo lobo de mar Ridley Scott, se estrenó sin pena ni gloria.
«El Último Duelo», la más reciente película del viejo lobo de mar Ridley Scott, se estrenó sin pena ni gloria. De hecho, le fue muy mal en su primer fin de semana en Estados Unidos: debutó tan sólo con 4.8 millones de dólares. Horrible resultado si contamos que costó cerca de 100 y que viene con la dupla de Ben Affleck y #MattDamon (que además hicieron el guion adaptado), el consentido de la banda, #AdamDriver y la promesa de TV que comienza a consagrarse en el cine, Jodie Comer.
Las cosas aún así se ponen optimistas para este segundo fin, porque la gente ni siquiera sabía de su estreno. Es en serio. Y también por eso me atrevo a recomendarla.
Fuera de la historia real en la que está basada y en donde nos cuentan precisamente el último duelo a muerte celebrado en Francia hace más de 600 años, estamos ante un relato bien cabrón que nos pone desde distintas perspectivas la vida a finales del S. XIV con todo y la misoginia, el valemadrismo de las clases gobernantes y la ignorancia en general de la banda que seguía creyendo, por ejemplo, que si la mujer no estaba satisfecha con el coito, no se embarazaba. Casi igual de babosos que muchos ahorita, pero sin drenajes y con ‘harta’ caca de caballo en todos lados.
Tres perspectivas distintas sobre una amistad derrumbada, un amor poco romántico y una violación, que convergen en un último duelo a muerte por honor y pues… pa’ no morirte, ¿verdad?
Primero nos cuentan la historia de Jean de Carrouges (Matt Damon), un tipo qué salió bueno pa’ los fierrazos, pero que siempre termina como pendejo porque las cosas no le salen como espera. No es una persona mala, pero un escudero de 1384 analfabeta no deja de ser alguien parco y explosivo.
La segunda historia es desde la perspectiva de Jacques Le Gris (Adam Driver), otro escudero pero más fifí, que se aprovecha de su amistad con el Conde Pierre d’Alençon (Ben Affleck) para salirse con la suya. No es mala persona, pero ustedes saben cómo son los que no tienen muchos límites en sus pedos. Les vale pito, pue’. Esconderé esto por aquí: si comentas con «mucho texto», te la comes toda.
La tercera historia es la de Marguerite (Jodie Comer), esposa de Jean y abnegada hermosura que nadie quería por ser hija de un traidor a la patria, pero que termina casándose con Carrouges, y su padre, otorgando el dote para poder seguir vigente. Ah. Por cierto. Marguerite también es ultrajada por Jacques. Y no es spoiler: viene hasta en los trailers. Aquí es donde el director juega a ser el «watcher», y narra las historias de cada uno, a su conveniencia. A fin y al cabo para eso será el duelo: para que «Dios» decida que el sobreviviente es el que tuvo la razón de la querella, en una época en donde una violación no era un crimen contra la mujer, sino contra el honor del esposo.
Aquí van mis piensos rápidos:
Da un chingo de coraje ver que las mismas pinches estupideces que favorecen al criminal sigan rigiendo después de más de 6 siglos. El director no se tienta el corazón y desde distintas perspectivas juega con tu mente para hacerte creer lo que el personaje cuenta. Incluidas las diferentes aproximaciones al abuso sexual. Y también vemos como 6 siglos después la religión sigue metiéndose donde realmente le debe de valer madre. Aún así, creo que la enseñanza real de la película es que la historia trasciende dependiendo quién la cuenta y de su postura, y también que la gente a veces no se da cuenta ni de lo que hace, porque sigue encerrada en una burbuja y necedad que no lo deja ver más allá de sus propias «buenas acciones», aunque esto sea el infierno para otros.
¿Fuerte? Sí, no explícita, pero gráfica. Es bellísima su cinematografía. Obviamente, con soberbias actuaciones.
¿Vale la pena? Es el punto medio entre cine comercial y de arte, como le gusta a don Ridley en estas cintas épicas. Vela e incomódate con calma (aquí no puedo decir «disfrútala» porque no todo el cine es para disfrutarse) Dura 2 horas 33 minutos.
Posiblemente vayan un par de nominaciones por aquí; se lo merece. Eso sí, estaría chido que cuando termine te pongas a pensar… ¿el que sea algo chido para mí, no me hace un pendejo infame ante todos? Sobre todo porque somos expertos en defender nuestras verdades a medias.
-jct