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CINE

Reseña: The Two Popes

Cuando vi el título, pensé que Netflix iba a sacar una película sobre la paternidad homoparental; después vi que no eran «Los dos papás», sino The Two Popes. Y la verdad estaba intrigado por saber qué iba a ver.

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Cuando vi el título, pensé que Netflix iba a sacar una película sobre la paternidad homoparental; después vi que no eran «Los dos papás», sino The Two Popes. Y la verdad estaba intrigado por saber qué iba a ver.

Verla desde un punto de vista neutral -no profeso ninguna religión- creo que te dará un punto de vista menos clavado. En lo personal estoy en un agnosticismo cómodo que me hace ver para todos lados y tomar un poco de cada cosa, para de ahí comenzar a discernir sobre lo que creo o no. Dicho esto, sólo la vi como un material cinematográfico con una historia enigmática sobre una de las sucesiones de poder más importantes: la de la iglesia católica.

El director es Brasileño y parte del país más católico de América. Por eso de repente la película se siente más como homenaje que como biográfica, pero no importa. Fernando Meireles trae con qué desde Cidade de Deus y sabe contar las historias. O sea; pendejo no es. Fanático, pue’que.

La película cuenta el pedo que se armó cuando Joseph Ratzinger gana el humo blanco y todos se desviven por el «Habemus Papam» del 2005 cuando Juan Pablo II colgó la mitra. La iglesia católica-apostólica-romana continuaba con sus ideologías tradicionales de la mano de un alemán con la cara de Palpatine, que nunca logró encajar con la raza como su antecesor (hasta Roberto Carlos le hizo su rolita).

Mientras tanto Jorge Bergoglio, a.k.a el Papa Francisco, vivía bien chido en Argentina dando misa, viendo el fútbol y pasándola sin tanto lujo. Años después del ascenso de Palpatine, el arrepentimiento lo hace reflexionar y decirle a Pancho; -mira, la neta quiero renunciar, ojalá te quedes tú. Me cagas, pero la iglesia necesita una reforma- y el entretenimiento principal es ver a dos viejillos tirándose caca pero al mismo tiempo midiendo el respeto que tiene cada uno por sus pensamientos.

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Tanto Anthony Hopkins como Jonathan Pryce son la reata en sumo pontífice. No existen otros dos actores que pudiesen personificar a los pontífices. Creo que es uno de los mejores castings de la década y que son el pilar de la cinta; así como Pedro cimentando la iglesia, (porque seré agnóstico pero estas cosas me las enseñaron en la escuela de monjas).

Aunque la temática es la transición, la vida del joven Bergoglio se les mete desde la década de los 50 cuando descubre su vocación, pasando por los años de dictadura en Argentina y por su forma de pensar revolucionaria. Es aquí donde digo: Meireles en cierta forma se la está cromando al Papa Pancho. Lo pone como el cuasi-intachable. El hijo de Dios en la tierra… eh… ah, sí, es el Papa, pero me refiero a que en cierta forma la cinta es un reconocimiento a la fe más que al dogma.

Repito; esto no está mal, a menos que de verdad tengas tantos pedos con la religión que no soportes ver una sotana. Y hablando de eso, se toca de manera superficial pero poderosa la mierda del caso de Marcial Maciel, que seguramente no está sufriendo en el infierno porque el infierno no existe, pero que va a marcar como leprosos a todos sus malditos correligio-legionarios de cristo.

En general la película es leve, bonachona, pero esos toques biográficos la elevan y ver a estos dos grandes actores te deleita hasta el más mínimo detalle. Y está de gorra en Netflix; todavía mejor. ¿Será nominada? Sí. ¿Premiada? Lo veo un poco difícil, pero cinéfilamente es una experiencia religiosa.

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Eso sí; no la vean con fanáticos. Ni con ateos (porque ah, cómo caga que te quieran evangelizar con su librepensamiento) ni con católicos empedernidos. Es entretenimiento y así déjenlo.

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