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El origen de «Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas es pura coincidencia»
«Los eventos y personajes de este filme son ficticios. Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas es pura coincidencia». El origen de esa frase fue gracias al famoso místico ruso Grigori Rasputin.
Esa frase que incluyen todas las películas al final, es un descargo de responsabilidad para que nadie demande a los estudios de difamación o cosas similares.
El origen de ese descargo de responsabilidad se produjo como resultado de un litigio contra la película ´Rasputín y la Emperatriz´ (1932) de Metro Goldwyn Mayer, que insinuaba que el personaje de la princesa Natasha había sido violada por el místico ruso Rasputín. El personaje de Natasha supuestamente estaba basado en la Princesa Irina Alexandrovna de Rusia, quien demandó a MGM por difamación.
Después de ver la película dos veces, un jurado acordó que la princesa había sido difamada. Irina recibió como compensación 127,373 dólares (equivalentes a 2.4 millones de dólares en la actualidad) en concepto de daños y perjuicios y 1 millón de dólares (equivalentes a 19 millones en 2020) en un acuerdo extrajudicial con MGM. Como medida preventiva contra futuros juicios, la película fue retirada de la distribución durante décadas, hasta la muerte de la Princesa Irina Alexandrovna.
La película comenzaba con el texto: «Esto se refiere a la destrucción de un imperio… Algunos de los personajes siguen vivos, el resto murió por la violencia».
El juez del caso le dijo a MGM que esta afirmación no sólo era perjudicial para su caso, sino que su caso sería más fuerte si hubiera incorporado una declaración directamente opuesta, que la película no tenía la intención de ser una representación exacta de personas o eventos reales.
Debido al escándalo de ese caso, muchos estudios comenzaron a incorporar al final el texto: «Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas es pura coincidencia».