Kate Winslet desearía que los coordinadores de intimidad hubieran existido al principio de su carrera

Kate Winslet reflexiona sobre su trayectoria y expresó su deseo de que existiera una cultura en torno a los coordinadores de intimidad desde antes en su carrera, ya que habría resultado beneficiosa para ella.

«Me habría beneficiado tener un coordinador de intimidad cada vez que tuve que realizar una escena romántica, estar parcialmente desnuda o incluso una escena de besos», compartió Winslet en una entrevista con The New York Times Magazine. «Habría sido reconfortante contar con alguien en mi esquina, ya que siempre tuve que defenderme por mí misma».

Los coordinadores de intimidad son profesionales contratados para facilitar la comunicación entre actores y directores durante escenas íntimas. Winslet recordó algunos momentos vividos en sus primeros años y reflexionó sobre aspectos por los que le habría gustado haber defendido sus derechos.

«No me gusta ese ángulo de la cámara. No quiero estar aquí completamente desnuda. No quiero que haya tanta gente en la habitación. Quiero que mi bata esté más cerca. Son solo pequeñas cosas como esas».

Continuó explicando: «Cuando eres joven, temes molestar a los demás o parecer grosera o patética porque podrías necesitar esas cosas. Aprender a tener una voz propia en esos entornos fue muy, muy difícil».

El mes pasado, la estrella de Regime reflexionó sobre la fama después de alcanzar el éxito con Titanic y cómo esta no fue una experiencia positiva para ella.

«Sentí que tenía que lucir de cierta manera o ser algo en particular, y debido a que la intrusión de los medios era tan significativa en ese momento, mi vida fue bastante desagradable», compartió Winslet con la revista Porter.

Después de una pausa, agregó: «Los periodistas siempre decían, ‘Después de Titanic, podrías haber hecho cualquier cosa y, sin embargo, elegiste hacer estas cosas pequeñas’… y yo decía, ‘¡Sí, por supuesto que sí! Porque, adivina qué, ser famoso era horrible’».

Winslet protagonizó la película de James Cameron junto a Leonardo DiCaprio cuando tenía tan solo 22 años. En ese momento, sentía que la fama era una «carga» y «no quería ser seguida literalmente mientras alimentaba a los patos».