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«En esta peli de terror distópica ambientada en un colegio de chicas, el castigo se traduce en muerte.»
En esta peli de terror distópica ambientada en un colegio de chicas, el castigo se traduce en muerte.

La película de terror «Level 16» se introduce en un futuro distópico donde la juventud y la belleza son la carta ganadora, pero a un precio espeluznante. En este entorno, las jóvenes asisten a lo que parece ser un «internado» exclusivo, donde el nivel de obediencia es mortalmente severo. La protagonista, Vivien, cuya interpretación corre a cargo de Katie Douglas, busca ser adoptada, pero pronto descubre que la ilusión de seguridad que le han vendido sus cuidadores no es más que eso: una ilusión.
Desde el inicio, la trama muestra cómo estas chicas son manipuladas y explotadas, como meras mercancías para satisfacer las demandas de un mundo superficial. Rodada por Danishka Esterhazy, «Level 16» evita caer en la trampa del morbo, optando por insinúa más que mostrar. La creatividad narrativa resalta las dinámicas del abuso sin recurrir a escenas explícitas, haciendo que el horror se transmita a través de diálogos y expresiones faciales, que son más que suficientes para atrapar al espectador sin el uso de gore innecesario.
La vida en el «Vestalis School» es inquietante: sin ventanas, en un espacio gris de concreto frío, donde cámaras vigilan cada movimiento de las chicas. La presión por ser «perfectas» es aplastante, y cualquier desliz puede llevar a castigos brutales en un sótano que se convierte en un símbolo del horror oculto que se vive allí. Tras una serie de eventos, la vida de Vivien da un giro que la lleva a sumergirse en la realidad del internado: un oscuro mercado donde las chicas son criadas y vendidas como ganado.
En una sorprendente vuelta de tuerca, la reencuentro con su amiga Sophia la lleva a cuestionar la verdadera naturaleza de su «escuela». A medida que van desenterrando la verdad, la tensión aumenta, mostrando de forma impresionante cómo las chicas son víctimas de un sistema que las deshumaniza completamente. La atmósfera se llena de angustia mientras luchan por escapar de este lugar tortuoso, lo que provoca que sea difícil no empatizar con su sufrimiento.
«Level 16» logra romper la regla del «show, don’t tell» de una manera magistral, enfatizando cómo el mero efectismo puede ser superado por la actuación y el desarrollo de los personajes. Las experiencias traumáticas no se representan de manera gráfica, pero eso no significa que el impacto se pierda; al contrario, el sufrimiento de las jóvenes se siente profundamente a través de sus reacciones y miedos. Esto permite que la película comunique un mensaje poderoso sin necesidad de violencia explícita.
En resumen, «Level 16» es un filme que trasciende los límites del horror convencional al abordar temas de explotación y opresión. Con actuaciones sólidas y una dirección eficaz, Esterhazy demuestra que un thriller no necesita mostrar barbaridades para ser efectivo; la sugestión y la interpretación son más que suficientes para dejar al público inquieto y reflexionando sobre lo que han visto. Si buscas tensión y una reflexión sobre la crítica social, ¡esta película es un must!