El icónico documentalista Frederick Wiseman critica el cine de Cinéma Vérité y cuenta lo que significó para él el elogio de Pauline Kael.

Frederick Wiseman es un ícono del cine documental que ha estado creando obras notables por casi seis décadas. Su enfoque singular se centra en la observación profunda y el análisis de diversas instituciones, desde hospitales hasta escuelas. Aunque sus películas abordan la realidad, son tan ricas en narrativas que a menudo se consideran más noveles que documentales. Su destreza permite que cada observación y detalle que capta se convierta en una experiencia inmersiva para el espectador.

El nuevo proyecto de Wiseman, titulado «Menus Plaisirs – Les Troisgros», es un magno documental que dura cuatro horas y ha sido aclamado por medios como el *New York Times*. Este es solo uno de los muchos filmes que ha producido, manteniendo un ritmo de un documental al año, a lo largo de su carrera. Este talentoso director ha logrado un espacio especial en la historia del cine no solo por su cantidad de trabajo, sino por la calidad y profundidad de sus obras.

Actualmente, Film at Lincoln Center está rindiendo homenaje a Wiseman con una retrospectiva que incluye 40 de sus películas, muchas de las cuales han sido restauradas en 4K. Esta muestra no solo celebra su legado sino que también brinda a nuevas audiencias la oportunidad de experimentar su trabajo en la mejor calidad posible. La selección abarca desde sus primeros documentales como «Titicut Follies» hasta sus trabajos más recientes, mostrando la evolución de su estilo y enfoque.

En entrevistas recientes, Wiseman ha reflexionado sobre la importancia de este reconocimiento. Para él, ser exhibido en un lugar como Lincoln Center valida su trayectoria y muestra el interés del público en su trabajo. Hablar de su experiencia en la restauración de sus películas también le llevó a meditar sobre cómo la sociedad americana ha cambiado o se ha mantenido en ciertos aspectos. Sin embargo, admitió que le resulta difícil generalizar, ya que no ha regresado a muchos de los lugares que ha documentado.

Un tema recurrente en la conversación sobre sus trabajos es la ausencia de música original y narración en sus documentales. Wiseman opina que las imágenes deben hablar por sí mismas, un enfoque que subraya la autenticidad de sus observaciones. Al no usar elementos externos que guíen la percepción del público, sus filmes logran transmitir la cruda realidad de las situaciones que retratan.

Su técnica se distancia del «cinéma vérité», ya que Wiseman prefiere una narrativa más estructurada que surja de la edición. Esto significa que cada decisión sobre lo que filmar y cómo presentarlo se convierte en una elección consciente y subjetiva. Tal proceso da como resultado documentales que invitan a la reflexión profunda y a menudo revelan verdades sobre el comportamiento humano.

A sus 95 años, Wiseman continúa demostrando su amor por el cine y por la narrativa. Sin embargo, ha admitido que por razones de salud, actualmente no tiene planes de realizar un nuevo proyecto. En su próxima visita a Nueva York, participará en los eventos de la retrospectiva, lo que le permitirá conectar con su audiencia y compartir sus pensamientos sobre sus obras.

La carrera de Frederick Wiseman es un testimonio de su dedicación a explorar la vida humana a través de un lente crítica, ofreciendo al espectador una mirada rica en contexto y emoción. Su legado perdurará, no solo por el número de documentales que ha hecho, sino por la profundidad con la que ha abordado cada tema.

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