Donald Trump vuelve a exigir que CBS pierda su licencia y que “60 Minutes” sea “terminado” en un arrebato matutino.

Donald Trump está dando de qué hablar nuevamente, esta vez pidiendo que CBS pierda su licencia de transmisión. Su explosión de ira ocurrió en medio de una publicación matutina en sus redes sociales, donde critica a la cadena por el manejo de una entrevista con Kamala Harris en el programa «60 Minutes». Según Trump, la edición de la entrevista fue engañosa y favoreció a Harris, quien busca mejorar sus posibilidades en la carrera presidencial de 2024.

El conflicto surgió tras la publicación de un transcript completo y sin editar de la entrevista, donde Trump asegura que las respuestas de Harris fueron manipuladas. En una promoción de «Face the Nation», se mostró a Harris respondiendo a una pregunta sobre Gaza con una respuesta completamente diferente a la que dio en «60 Minutes». Esto encendió aún más la furia de Trump, quien clamó que esto es fraude electoral.

CBS News defendió su trabajo, asegurando que no hubo engaño en la edición, que solo se hizo por razones de tiempo. Sin embargo, Trump no se ha quedado callado: ha llevado su queja a otro nivel, demandando a CBS por 10 mil millones de dólares bajo una ley de prácticas engañosas en Texas. Aunque muchos expertos consideran la demanda como dudosa, CBS está en conversaciones para llegar a un acuerdo.

Trump describió la situación diciendo que «CBS y ’60 Minutes’ defraudaron al público», pidiendo que estos programas sean cancelados y que se tomen serias acciones contra sus periodistas. En medio de esta tormenta mediática, la FCC, bajo el liderazgo del presidente Brendan Carr (designado por Trump), reavivó una queja conservadora contra CBS, a pesar de que su predecesor atendió el asunto bajo la libertad de prensa.

Mientras tanto, los expertos legales observan que los esfuerzos de Trump pueden estar en contra de sus propios intereses, ya que podrían ser utilizados por futuros gobiernos para censurar medios de comunicación. Carr ha abierto una investigación sobre la editada entrevista, pero muchos se preguntan si esta acción tiene motivaciones políticas. La edición de entrevistas no es algo inusual en los medios; sin embargo, el enfoque de Carr ha sido criticado por ser selectivo.

La situación sigue desarrollándose y el entregará su respuesta a la moción de CBS para desestimar la demanda. Las decisiones sobre las licencias de transmisión son tomadas por estaciones individuales, no por redes completas, lo que añade un nivel más de complejidad a esta disputa.

La presión sobre CBS continúa, así como el debate sobre la ética de la edición en el periodismo. Trump, quien ha tenido una larga historia de conflicto con los medios, sumó esta batalla a su repertorio de peleas constantes, recordando que la relación entre los políticos y el periodismo puede ser intensa y a menudo volátil.

En resumen, esta saga entre Trump y CBS promete seguir captando la atención del público, mientras se cuestionan las implicaciones que tiene sobre la libertad de prensa y la integridad del periodismo en Estados Unidos.

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