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En «Queendom,» nominado al Oscar, un increíble artista drag ruso desafía las normas, arriesgando su vida y libertad.

En «Queendom,» nominado al Oscar, un increíble artista drag ruso desafía las normas, arriesgando su vida y libertad.

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La película “Queendom” es un fascinante documental que nos lleva a las frías y duras calles de Magadán, Rusia, un lugar que, además de su clima extremo, evoca recuerdos oscuros de la época soviética. Aquí, el arte de la drag se convierte en una forma de resistencia, protagonizada por Jenna Marvin, una artista queer que se atreve a desafiar las normas de su entorno social. A pesar de los riesgos que implica, como el acoso y la violencia, Jenna se lanza a la autoexpresión política a través de su arte.

Desde su infancia, Jenna ha enfrentado enormes desafíos, y su historia, como la de muchas personas en la comunidad LGBTQ+, es un poderoso recordatorio de la lucha por la aceptación y el amor propio. El productor Igor Myakotin, que también creció en Magadán, destaca la importancia de esta narrativa: “Queremos que la comunidad queer vea esta película y sienta que pertenece a un grupo, que no están solos”.

El documental nos muestra a Jenna en impresionantes y sobrecogedoras actuaciones callejeras, algunas incluso en condiciones extremas. En estas presentaciones, a menudo se pone trajes llamativos que la transforman en criaturas casi alienígenas, y el proceso de vestirse puede llevar horas, lo que añade otra capa de esfuerzo y sacrificio en su arte. Estas escenas son un festín visual, donde el arte se convierte en un vehículo de expresión profunda, a pesar del dolor que a veces se transmite.

No obstante, “Queendom” no es solo un viaje de glamour y creatividad. También expone el lado oscuro de ser una persona queer en Rusia, donde las leyes se han vuelto cada vez más represivas desde la invasión de Ucrania. Jenna enfrenta no solo desafíos personales, sino que se convierte en un símbolo de resistencia en un contexto donde cada acto de valentía puede ser castigado.

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La relación de Jenna con sus abuelos también es compleja y reveladora. Aunque existe tensión, el amor entre ellos es palpable. Sus abuelos están aterrorizados por su seguridad, especialmente cuando Jenna decide mudarse a Moscú para seguir su arte. Esto refleja la realidad de muchas personas queer, que aunque buscan su independencia, también cargan con el peso de la preocupación familiar.

A lo largo del documental, la vestimenta drag de Jenna no solo actúa como un escudo, sino también como un comentario social. En una de las escenas más impactantes, es escoltada de un supermercado, enfrentando la intolerancia en un espacio que debería ser seguro. Este conflicto cotidiano subraya la lucha constante que enfrenta en su búsqueda de aceptación y libertad.

El viaje de Jenna toma un giro crítico cuando debe huir a Francia tras una serie de ataques por su expresión. Aquí, el cambio de escenario plantea nuevas preguntas sobre el límite de la tolerancia, revelando que, si bien es más seguro que en Rusia, la violencia y el odio no se limitan a un solo país.

Finalmente, “Queendom” es más que un simple documental; es una declaración audaz sobre la identidad, la resistencia y el arte en tiempos de opresión. Como dice Myakotin, la película resuena en un contexto más amplio, recordándonos que la lucha por la aceptación y los derechos puede ser universal y que todos debemos permanecer alertas y resistir, sin importar dónde se encuentre.

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